domingo, 11 de noviembre de 2007

CANCIONES Y LITERATURA DE ATAHUALPA YUPANQUI





Profundo conocedor del interior de la Argentina, así como también hombre de amplia cultura universal, supo abordar tanto los temas simples de la sufrida vida rural, como adentrarse en los enigmas e interrogantes que plantea el universo. Y sin salirse nunca de las sencillas formas de la copla y de la canción popular. Encontraremos así en su obra las preguntas que asaltan al pensador durante las noches de desvelo, la soledad, las quejas del pobre carente de trabajo, la dura vida del hombre de campo, los paisajes del Tucumán y de otras provincias argentinas, la evocación de diversos personajes camperos y algunos momentos autobiográficos, entre muchos otros temas.
Las formas musicales a las que recurre con mayor frecuencia son la milonga, la zamba, la chacarera, la canción norteña y la vidala.


CANCIONES:
Entre sus canciones más conocidas podemos citar: Viene clareando, El arriero, Zamba del grillo, La añera, La pobrecita, Milonga del peón de campo, Camino del indio, Chacarera de las piedras, Recuerdos del Portezuelo, El alazán, Indiecito dormido, El aromo, Le tengo rabia al silencio, Piedra y camino, Luna Tucumana, Los ejes de mi carreta, Sin caballo y en Montiel, Cachilo dormido, Tú que puedes vuélvete, así como también el extenso relato por milonga El payador perseguido.
De cualquier manera, no hay que olvidar que esta selección es apenas una muestra de un cancionero de gran extensión y calidad, y al que uno puede acercarse a través de cualquiera de sus obras.
Para completar este breve panorama proponemos una segunda serie de canciones para quien esté interesado en conocer más profundamente la obra de Yupanqui: Milonga del solitario, Las coplas de baguala del Valle Calchaquí, El poeta, El promesante, Canción de los horneros, Guitarra dímelo tú, Tierra querida, La viajerita, Lloran las ramas del viento, Huajra, Cruz del sur, Adiós Tucumán, La estancia vieja, Caminito español, Las preguntitas, Los hermanos, La colorada, Pago viejo, Nostalgias tucumanas, etc., etc.

POESÍAS
DESTINO DEL CANTO
Nada resulta superior al destino del canto.
Ninguna fuerza abatirá tus sueños,
porque ellos se nutren con su propia luz.
Se alimentan de su propia pasión.
Renacen cada día, para ser.
Sí, la tierra señala a sus elegidos.
El alma de la tierra, como una sombra, sigue a los seres
indicados para traducirla en la esperanza, en la pena,
en la soledad.
Si tú eres el elegido, si has sentido el reclamo de la tierra,
si comprendes su sombra, te espera
una tremenda responsabilidad.
Puede perseguirte la adversidad,
aquejarte el mal físico,
empobrecerte el medio, desconocerte el mundo,
pueden burlarse y negarte los otros,
pero es inútil, nada apagará la lumbre de tu antorcha,
porque no es sólo tuya.
Es de la tierra, que te ha señalado.
Y te ha señalado para tu sacrificio, no para tu vanidad.
La luz que alumbra el corazón del artista
es una lámpara milagrosa que el pueblo usa
para encontrar la belleza en el camino,
la soledad, el miedo, el amor y la muerte.
Si tú no crees en tu pueblo, si no amas, ni esperas,
ni sufres, ni gozas con tu pueblo,
no alcanzarás a traducirlo nunca.
Escribirás, acaso, tu drama de hombre huraño,
solo sin soledad ...
Cantarás tu extravío lejos de la grey, pero tu grito
será un grito solamente tuyo, que nadie podrá ya entender.
Sí, la tierra señala a sus elegidos.
Y al llegar el final, tendrán su premio, nadie los nombrará,
serán lo "anónimo",
pero ninguna tumba guardará su canto ...
TIEMPO DEL HOMBRE
La partícula cósmica que navega en mi sangre
es un mundo infinito de fuerzas siderales.
Vino a mí tras un largo camino de milenios
cuando, tal vez, fui arena para los pies del aire.
Luego fui la madera. Raíz desesperada.
Hundida en el silencio de un desierto sin agua.
Después fui caracol quién sabe dónde.
Y los mares me dieron su primera palabra.
Después la forma humana desplegó sobre el mundo
la universal bandera del músculo y la lágrima.
Y creció la blasfemia sobre la vieja tierra.
Y el azafrán, y el tilo, la copla y la plegaria.
Entonces vine a América para nacer en Hombre.
Y en mí junté la pampa, la selva y la montaña.
Si un abuelo llanero galopó hasta mi cuna,
otro me dijo historias en su flauta de caña.
Yo no estudio las cosas ni pretendo entenderlas.
Las reconozco, es cierto, pues antes viví en ellas.
Converso con las hojas en medio de los montes
y me dan sus mensajes las raíces secretas.
Y así voy por el mundo, sin edad ni destino.
Al amparo de un Cosmos que camina conmigo.
Amo la luz, y el río, y el silencio, y la estrella.
Y florezco en guitarras porque fui la madera.
EL GRITO
El corazón es un arco.
Casi no cabe en el pecho.
Y vuela quebrada arriba
el grito de los arrieros.
Peligro, marcha, atención.
Coraje, pena, despecho.
El grito salta en las piedras
atropellando el silencio.
Alegrías pasajeras.
Sombras que duelen adentro.
Angustia de cien caminos
tienen los gritos del cerro.
Poncho azul y colorado.
Buen caballo y buen apero.
El corazón, como un arco
que ya no cabe en el pecho.
Y en la mitad del camino
un grito que llena el cerro,
diciendo cosas distintas
aunque parezcan lo mesmo.
PARA REZAR EN LA NOCHE
Yo camino por el mundo.
Soy pobre. No tengo nada.
Sólo un corazón templado,
y una pasión: la guitarra.
Para rezar en la noche,
la guitarra.
Para un recuerdo querido,
la guitarra.
Para la patria lejana,
la guitarra.
Para quemarme por dentro,
la guitarra.
Junté puñados de arena
en mis manos bien cerradas.
Con el amor pasó igual:
abrí las manos y ... ¡nada!
¡Ay, la hermandad de los hombres!
¡Ay, mi sagrada esperanza!
¡Adónde la paz, amigos,
la paz para mi guitarra!

SONETO PARA REGUERA
Si una guitarra triste me dijera
que no quiere morir entristecida,
me pondría a rezar sobre su herida
con tal de recobrar su primavera.
Si un trovador me pidiera
un poquito de luz para su vida,
toda la selva en fuego convertida
para su corazón yo le ofreciera.
Mas, de poco valió la proclamada
pujanza de mi anhelo, si callada
la muerte te llevó, Daniel Reguera.
Pasa tu zamba por la noche oscura,
y el eco de tu voz en la llanura
sigue buscando luz y primavera.
(Mar del Plata, febrero de 1965)
AGUATERA
Aguatera de "El zanjón".
¡Alhaja niña morena!
Fuego de selva en los ojos
y música en las caderas.
Desde la acequia a tu rancho
bajo el rigor de la siesta.
Arena, sol y algarrobos
en tu tierra santiagueña.
Aguatera de "El zanjón".
Eres la misma morena
que yo he visto en Sumamao
promesando a San Esteban.
Yo te he mirado, bailando
en la carpa de la fiesta.
Con tu vestido floreado
y un moño rojo en la trenza.
Pañuelo sabio de zambas,
ala en tu mano morena.
Y despertando caprichos
al zarandear chacareras.
Huarminita de los montes
Virgen runa de la selva.
Arena, sol, algarrobos,
y un cántaro en la cabeza.
Alguna vez en la vida
volveré por esa senda,
haciendo el mismo camino
entre tu rancho y la acequia.
Y he de saludarte al paso,
aguatera santiagueña,
mientras cantan los coyuyos
en el rigor de la siesta.

SI ME VEIS MIRANDO LEJOS
Si me veis mirando lejos
abrazado a la guitarra,
es que voy sobre la mar
sin aire, ni cielo, ni agua.
Y cuando miro el oscuro
madero de la guitarra,
seguro es que voy rezando
por una Patria lejana.
Mi mano en el diapasón
se afirma como una zarpa.
Es que voy gritando cosas
que me dicta la guitarra.
Cuando inclino la cabeza
para esconder una lágrima,
estoy viviendo y muriendo
lo que ordena la guitarra.
Universo de seis cuerdas,
y un simple nombre: guitarra
caminando por el mundo
al corazón aferrada.
Si me veis mirando lejos
abrazado a la guitarra,
es que voy sobre la mar
sin aire, ni cielo, ni agua.
Keiko Carla
5º A

2 comentarios:

claudio dijo...

gracias chicos, gracias profesoras´por enseñarles a los chicos el genio de yupanqui

Unknown dijo...

Gracias, desde México un saludo, Atahualpa un genio.